viernes, 8 de mayo de 2015

Decido y elijo una crianza respetuosa

Esta publicación está muy lejos de juzgar, criticar o subestimar otro tipo de crianza, teniendo en cuenta que cada realidad es distinta y que cada madre y mujer hace lo mejor que puede con los recursos que tiene. Solamente quiero contarles lo que yo elijo, decido y estoy en condiciones de hacer.
Empecemos por la etología de la palabra respeto: (del latín 'respectus', atención, consideración). ¿Esperabas una definición más compleja? No, solamente es atención y consideración hacia el otro, hacia esa pequeña personita. Amar y respetar van de la mano: cualquiera sea la relación. Puede haber respeto sin amor, pero de ninguna manera, al menos lo que llamamos amor sincero y real, puede ser incidente del respeto.
Yo decido no dejar llorar a mi hijo porque considero que un bebé no tiene la capacidad intelectual de 'acostumbrarse', sino más bien, la de resignarse. -No voy a aportar datos empíricos de cada cosa que digo (los pueden encontrar en cualquier lado, están al alcance de sus ojos), sólo voy a hablar en primera persona como mamá.- Resignarse a dejar de llorar porque ya no le dan los pulmones para seguir haciéndolo; resignarse a que por más llanto que haya no van a recibir mamá (mamá como sinónimo de amor, comprensión, mirada, paciencia, respeto, cobijo, etc). El bebé sale del útero de la mamá donde estuvo 9 meses, donde nunca sintió la falta, donde estaba calentito, recibiendo comida. De ese hábitat pasa al mundo terrenal, donde tiene que respirar, alimentarse, etc, etc. ¿No les parece esperable que lo que más quieran, necesiten y deseen sea el cuerpo de su mamá, donde pasó ahí dentro 9 meses? El calor, el olor, la teta... Yo prefiero que me duelan los brazos y la espalda por tener a upa a mi hijo antes que dejarlo llorar por la ignorancia de que así se acostumbran. Yo considero eso como violencia.
También elijo dormir con mi hijo en mi cama, abrazadito a mi, sintiendo mi calor y mi disponibilidad, ya sea para darle la teta como para mirarlo, taparlo o sienta que no está solo ni abandonado en esa pequeña cárcel a la que llamamos cuna. El abandono emocional también lo considero como sinónimo de violencia.
Yo decido no retomar mis actividades, ni mi rutina hasta que lo sienta... Hasta que sienta que mi hijo está en condiciones de permanecer sin mamá por unas horas. Teniendo en cuenta que hasta los dos años estamos fusionados emocionalmente y que su aparato psíquico se construye a través del mío. Por eso la díada mamá-bebé. Somos uno. El bebé lo siente de esa manera.
Yo decido no 'guardarlo' en una guardería como si fuera un paquete: con gente desconocida que solamente hace su trabajo y muy pocas le otorgan la emocionalidad que se necesita; donde cada día llegan con una energía y humor diferente, donde no va a tener mamá. Sólo estímulos y gente desconocida que, desde mi consideración, también es sinónimo de violencia. Siempre hablando de violencia psicológica, desde ya. 

Elijo, por sobre todas las cosas, la comunicación, el derecho a la verdad... Durante toda la gestación le hablé: acerca de quién era, dónde y cómo vivíamos, mis emociones. Todo, absolutamente todo lo compartía con ese alma. Y lo sigo haciendo. Todos los días: si estoy cansanda, triste, angustiada, enojada. Claro que me comprende... ¿Pensás que por ser chiquitos no entienden? No, no entienden con la cabeza; comprenden con el corazón. Y yo le hablo a su alma, no a su intelecto. Gracias a ésto, jamás se enfermó ni tuvo ningún problema. Tomando como referencia el síntoma como reflejo de la 'sombra' de la madre. El hecho de no comunicarse con los hijos, de no otorgarles ese derecho a la verdad, de no ser claros o ambigüos con ellos, de pensar que no entienden sólo por ser chicos, también lo considero como un acto de violencia.

Y, creo que para terminar, decido YO estar fuerte emocionalmente. Decido poder seguir madurando emocionalmente y conociéndome cada día más. ¡Es una alegría inmensa todo lo que se puede lograr con amor, paciencia y voluntad! No sólo elijo esto por mi, esto también es por mi bebé. Si yo estoy bien, tranquila, en paz y armonía, el también lo está... 

Decido y elijo una crianza respetuosa, amorosa y con apego. Porque mi hijo vale mucho más que lo que la sociedad interprete como 'correcto'. Sí, estoy dentro del círculo de madres que también consideran como 'mantenidas' y que sus hijos van a ser unos 'mal criados'; que no emprenden sus actividades por 'vagas' o por 'conveniencia'. Después de todo lo que acabo de escribir, no vale ni un segundo de mi energía en contestarle a esa gente que más alla de su desconexión emocional, su capacidad de empatía es nula.

Gracias a todos los que nos están acompañando a Benja y a mi en este hermoso camino. ♡

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