sábado, 11 de abril de 2015

Sacate el diablo de tu corazón.

Esa parte violenta (pero sutil), desconfiada, congelada, inmadura, rebelde, insistente; esa parte que no cree, no registra, no ama, no percibe. Esa parte que me provoca hasta puntos insospechados. Esa, si, la que no siente. La que, por momentos, te posee, te toma; no te permite ver ni sentir... Está ciega, ¿temerosa? Quizás. Esa configuración es la que me aleja, me duele, me da pánico de sólo pensarla. La misma que al vibrarla me provoca palpitaciones, sudor. Sí, un miedo terrible. Es esa parte que conocía hace tiempo, pero (¡qué ilusa!) jamás pensé que podría 'activarse' conmigo... Con la persona que tres meses atrás decías amar, la que te conoce como muy poca gente, la que le confiaste verdades dolorosas, la que te ayudó a salir de la depresión, a conocer gente, a socializar. La que te amó con todas sus fuerzas como amigo y conoció el amor genuino como pareja... La mamá de tu hijo, sí, esa: Yo, Cecilia.
Todos sabemos que para cualquier discusión o pelea se necesitan dos personas, o mejor dicho, dos personas que estén vibrando igual, en la misma frecuencia. Y sería hipócrita negar mi parte... Claro que yo también tengo otra 'parte', pero pasiva. La que provocaban tanto que estallaba igual que un volcán en erupción. O peor.
Gracias a tu presencia, aprendí a trabajar y contener a ese aspecto. Ya no entra. Ya le resbalan las provocaciones. Ya comprende y de a poco va sanando... Ya cambió su funcionamiento. Ya tiene recursos y herramientas para estar fuerte. Ya no es una niña, ya creció...

Estamos llenos de carencias emocionales... no las tapemos con parches. Humildemente tratemos de mirarla, comprenderla, abrazarla, ayudarla, contenerla... A esa nena o nene chiquito que tanto necesitó y no recibió.
Si pudiéramos darnos cuenta que la pareja no es más que el campo minado de proyección de nuestra propia historia. Si entendiéramos que a través de ese otro podemos sanarnos... Quizás ahí dejaríamos de culpar tanto a los demás y reconoceríamos (con mucho dolor), todas nuestras carencias, abandonos y soledades que el otro nos devuelve, igual que un espejo.

Fomentemos la introspección... ¿No seriamos mucho más felices?

Si el amor es lo que mueve al mundo, al universo, a la naturaleza... Es la fuente. No dejemos que el amor muera por no querer ver nuestra sombra.

¡Viva la vida y el amor! ♡

No hay comentarios:

Publicar un comentario